Only a Blog

jueves, marzo 27, 2008

Ángela Becerra (ADN)


No suelo leer los periódicos... como mucho ojeo La Vanguardia y por que me la regalan en el bus... pero mi lectura suele ser: Portada > Calvin y Hobbes (donde están mis Peanuts hijosdeputa!) > Programación TV > La Contra. Las noticias siempre me deprimen y ya se lo suficientemente jodido que está el mundo como para que nadie me lo confirme...

Los periódicos de distribución gratuita tampoco son de mi agrado... pero hay una pequeña columnita al final del diario ADN que una vez me llamó la atención y ahora siempre que puedo la leo. Se trata de Ángela Becerra y su espacio THE END... me gusta como escribe y sobre que escribe... exquisita sensibilidad y don de palabra, sin rellenos ni adornos... ves que cuando escribe le sale de dentro... en algunos aspectos y salvando muuuuucho las distancias me recuerda a mi cuando decido desahogarme dándole a la palabra escrita... para muestra algunos de sus textos:

Lo irrepetible

Glorioso o intrascendente, hoy va a ser un día único porque jamás volverá a repetirse de idéntica manera.

Aunque nuestro cerebro va a ignorar mucha información, sin duda absorberá, codificará y archivará palabras, gestos, hechos y decisiones de nuestro entorno, desde el personal al mundial. Y cuando esta noche cerremos los ojos, tal vez sin que nos demos cuenta, seremos un poco o bastante distintos de cómo nos levantamos por la mañana.

Vivir es un permanente ejercicio de interpretar la novedad.

La novedad sin fin y casi sin sorpresa es uno de los grandes signos de nuestra época, que día tras día nos va moldeando opiniones, actitudes y decisiones. Así va cambiando el mundo y nosotros.

Insistir en repetir a ultranza situaciones y criterios del pasado es negarse a aceptar que aquellas visiones, gestos y palabras que nos daban dicha o seguridad fueron realidades que, con los días y los años, quedaron desgastadas por su permanente roce con la novedad.

Cuando se quiere recuperar lo que se perdió, primero es necesario asumir por qué sucedió y, después, tratar de reponerlo con criterios puestos al día, jamás con los de un pasado que ya pasó.

Si no se entiende ni asume la novedad del tiempo sólo queda la retirada o la imposición, esa almendra amarga que produce halitosis en el alma y arcadas en el cerebro. Mucho mejor es juzgar y entenderse desde la llana realidad del presente.


El sentido de sentir

Ver, oír, oler, degustar y tocar suelen ser ejercicios mecánicos y sin historia, que sólo por decisión propia podemos transformar en nuestra facultad de absorción suprema: los cinco sentidos al servicio del sentir.

SABER SENTIR en mayúsculas significa detenerse, abstraerse y concentrarse para degustar, potenciar e interiorizar lo más refinado del instante. SABER SENTIR es el sublime encuentro con nuestra capacidad más tierna y a la vez más poderosa: la sensibilidad. SABER SENTIR es multiplicar de vida lo vivido.

Una sonrisa con proyecto de insomnio, un hipnótico arpegio artístico, un paisaje escandalosamente virgen, rozar con huellas de algodón una piel tibia… una y un millar de pequeñas realidades, de mínimos latidos de vida están aguardando el despertar de nuestra sensibilidad, que es la llave que nos abre los sentidos.

¿Existe alguna sana razón para mutilar nuestra capacidad más profunda? ¿A qué juegan tantos malditos castradores de sentimientos? ¿Adónde conduce ridiculizar los sentimientos para después adherirse a cuatro asexuados comunicadores, bramadores de odios públicos, o a diez moderniquis pontificadores de nadas?

Los que buscan el triunfo de la razón sin sentimiento son carroñeros de la materia. El mundo, el nuestro y el de todos, sólo se hará desde el conocimiento impulsado por una palanca: la del positivismo capaz de vibrar de puro orgasmo intelectual ante tanta belleza de vida.


Despertar...¿Para qué?

Duermo, duermo, duermo… no quiero volver. Mi cuerpo está cansado de golpes; mi cabeza ha reventado por la ira de mi padre y la pasividad de mi madre. Escucho. Los médicos se mueven alrededor de mi cama, toman muestras, no doy señales de salir del coma. La mano de una desconocida me acaricia, oigo su voz. Me habla en un tono jamás sentido: sin gritos. No, no puede ser mi madre. No hay rabia en sus palabras...

¿Cuantas veces nos hemos puesto en el alma de los niños maltratados? Es duro reconocer que la violencia no sólo está en las noticias que aparecen en los diarios. Que el maltrato no sólo reside en los ignorantes que, por ignorar hasta el amor, acaban matando por él. Aunque hagamos la vista gorda, en los hogares más corrientes podemos ver padres y madres ilustrados que, frustrados de no alcanzar sus expectativas, de no ser tenidos en cuenta lo suficiente, acaban llegando a casa desquitando sus rabias en lo que dicen querer más: sus propios hijos.

La falta de sueño, el ascenso que no se produjo, el desprecio del jefe, las calenturas sin resolver, la falta de libertad, la presión, el dinero que no alcanza, todo puede llegar a ser un motivo justificante del mal humor transformado en un grito, un silencio castigador, un ignorar al amado, un azotón a una puerta, una patada. ¿Vale la pena amar de esa manera? ¿Qué sentido tiene traer al mundo un inocente para inculcarle ese tipo de amor tan torturado?


2 Comments:

  • hola, me gustaria saber si es posible encontrar una pagina web de angela becerra o un espacio donde leer cosas suyas, el destino me llevo a una de sus novelas y aunque solo voy por la mitad me esta encantando, espero que esta botella con mensaje llegue a algun puerto y me respondais, saludos

    By Anonymous Anónimo, at 1:39 a. m.  

  • Puedes seguir sus publicaciones en ADN en este enlace:

    http://www.adn.es/blog/angela_becerra/

    Gracias por visitar el blog, aunque ya no esté vivo...

    By Blogger Unknown, at 11:46 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home