Botiquín de urgencias. Ángela Becerra. ADN

Nunca se sabe… agua oxigenada, mercromina, tiritas, calmantes, antigripales, alcohol, aspirinas... es muy útil tener un botiquín de primeros auxilios en casa. Una herida mal curada puede infectarse y complicarnos la vida. Calmar dolores es una prevención elemental: ¿porqué sufrir innecesariamente? Sí, definitivamente hay que cuidar el cuerpo.

¿Y cuando lo que se ha herido es el sentimiento? ¿Cuando se nos congestiona la razón, duele la emoción, estornuda el pasado y lagrimea el futuro? ¿Cuando tenemos magullados los sentires por encontronazos de silencios y decires?

Ahora, con el virus de las vacas flacas contaminando todo, va a ser fácil que se enturbien visiones, se pierdan apetitos y afloren nervios. El dolor del alma es lo que más rápido se extiende porque se incuba en el cerebro, que como trabaja a la velocidad de la luz en un zasss nos puede dejar en la penumbra. De no atajarlo con urgencia, las convulsiones pueden llegar a hacernos perder el rumbo de la propia vida.

Por eso es necesario proveerse de un botiquín para sanar rápido las heridas del alma: un SMS diciendo perdona, un e-mail proponiendo un hablemos, una flor, dos sonrisas, tres te quiero acompañando un buenas noches… ¡hay tantos remedios!

La crisis tal vez nos aporreará el bolsillo, pero lo que no podemos permitir es que, por orgullo o desidia, además nos hiera lo que más nos va a servir para remontarla: la paz del alma.

................................

Me estoy planteando seriamente leerme algún libro de esta mujer...