Only a Blog

lunes, octubre 08, 2007

descarto a Descartes...

Descartes, el filósofo del siglo diecisiete, considerado el funda­dor de la filosofía moderna, dotó de expresión a este error pri­mario con su famosa aseveración (para él la verdad primaria) de "Pienso, luego existo". Fue su respuesta a la pregunta de si "¿Hay algo que pueda saber con absoluta certeza?" Se dio cuen­ta de que no había duda alguna acerca del hecho de estar pensan­do constantemente, de manera que concluyó que pensar era sinó­nimo de Ser, es decir que la identidad –el yo soy– era sinónimo del pensamiento. En lugar de la verdad última, encontró la raíz del ego, aunque nunca lo supo.

Pasaron casi 300 años antes de que otro filósofo famoso reconociera en esa afirmación algo que ni Descartes ni nadie más había visto. Su nombre era Jean Paul Sartre. Reflexionó a fondo acerca de ese "Pienso, luego existo" y súbitamente descubrió, según sus propias palabras, que "La conciencia que dice 'existo' no es la conciencia que piensa". ¿Qué quiso decir con eso? Cuando tomamos conciencia de estar pensando, esa conciencia no es parte del pensamiento. Es una dimensión diferente de la concien­cia. Y es esa conciencia la que dice "existo". Si solamente hubiera pensamientos en nosotros, ni siquiera sabríamos que pensamos. Seríamos como el soñador que no sabe que está soñando. Estaría­mos tan identificados con cada pensamiento como lo está el soña­dor con cada una de las imágenes del sueño. Muchas personas todavía viven de esa manera, como sonámbulas, atrapadas en la mentalidad disfuncional que crea una y otra vez la misma pesa­dilla de la realidad. Cuando reconocemos que estamos soñando es porque estamos despiertos dentro del sueño y ha entrado en escena otra dimensión de la conciencia.

La implicación de la visión de Sartre es profunda, pero él estaba todavía demasiado identificado con el pensamiento para darse cuenta del enorme significado de lo que había descubierto: el afloramiento de una nueva dimensión de la conciencia.